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lunes, 8 de septiembre de 2014

8 de Septiembre Natividad Virgen María



Natividad Virgen María - 8 de Septiembre

Nombre: María
Nacimiento: Fecha desconocida; se celebra el 8 de septiembre. Si Jesucristo nació en el 7 a. C., ella habría nacido entre el 30 y el 20 a. C
Fallecimiento: Fecha desconocida; se celebra el 15 de agosto


María Santísima, hija de San Joaquín y Santa Ana por especial favor de Dios, nació en Jerusalén, y cuando tuvo tres años fue llevada por sus padres al templo de esa ciudad para ser presentada al Señor y entregada a su servicio, viniendo a ser entre todas las doncellas el mayor ejemplo de santidad y modestia. La Iglesia celebra el 21 de Noviembre la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo.

Allí la Niña María aprendió a hilar lana y lino, a labrar las vestiduras sacerdotales y demás objetos para el culto santo; leía con suma atención las divinas escrituras y con encendido amor, aunque sin ninguna ceremonia exterior hizo voto perpetuo de guardar su pureza virginal. En ese entonces debía tener ya más de doce años, pues en esta edad era cuando se permitía a las jóvenes judías hacer votos valederos.

Sabemos por la revelación y el magisterio de la Iglesia, que en Ella, la gracia divina se adelantó a la naturaleza viciada; que ningún hálito impuro la contaminó jamás; que sola Ella, entre todas las hijas de Adán, por un milagro de preservación redentora, fue preservada del universal contagio del pecado original; que Dios pareció haber agotado los tesoros inmensos de su omnipotencia, para embellecer y santificar su alma; y que la fidelidad perfecta de la Virgen, correspondiendo con exacta cooperación a los continuos llamamientos de la gracia, acumuló en sí méritos sobrenaturales sobre toda otra humana medida e hizo de Ella la más bella, la más sublime y santa entre todas las puras criaturas salidas de las manos del Creador.

El Nacimiento de Jesús

Antes del Nacimiento del Bautista, María regreso a Nazaret, donde vivía con humildad, recogimiento y oración. Tuvo luego que ir San José a la ciudad de Belén, patria del profeta David, a cumplir con el empadronamiento ordenado por edicto imperial; en tal viaje acompañó al esposo la Santísima Virgen, cuidándose más de pensar en que todo lo ordena la divina providencia, que en la fecha en que pudiera ser el alumbramiento. Habiendo arribado a Belén, hallándose como perdidos en medio de las multitudes que habían llegado de todas partes para hacerse inscribir; en vano buscaron asilo para pasar la noche, pues ninguno les abrió, tanto por ser desconocidos y pobres, como por estar ya todo ocupado. Tuvieron que albergarse en un mezquino establo, refugio de pastorcitos y rebaños. Allí, hacia la media noche, el Verbo encarnado sale milagrosamente del seno de María, ésta lo toma en sus brazos, lo adora, lo envuelve en humildes pañales y coloca sobre unas pajas del pesebre; tal es el nacimiento del divino Infante, cual pasa el rayo de luz por un purísimo cristal.

Por este tiempo, a los 40 días, la Santísima Virgen se presentó, sin estar obligada, al templo de Jerusalén a la ceremonia legal de la Purificación y a ofrecer la oblación del caso. ¡Qué humildad y obediencia!. Y allí oyó las amargas profecías de Simeón el anciano.


Oraciones a la virgen María


AVEMARÍA

Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración 
Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R.Amén

ACORDAOS

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. 
Amén.

BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.


BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. 
Amén.

OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.


EJERCICIO DE LOS SIETE DOLORES DE LA MADRE DE DIOS

1.- La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón. (Avemaría.)
2.-La angustia que padeció su sensibilísimo corazón, en la huida y permanencia en Egipto. (Avemaría.)
3.-Las congojas que experimentó su solícito corazón, en la pérdida de su Hijo Jesús. (Avemaría.)
4.-La consternación que sintió su maternal corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la cruz a cuestas. (Avemaría.)
5.-El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría.)
6.-La herida que sufrió su piadoso corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)
7.-El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría.)
Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

SIETE GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A LAS ALMAS QUE LE HONRAN DIARIAMENTE, MEDITANDO SUS DOLORES, CON EL REZO DE SIETE AVEMARÍAS. (SANTA BRÍGIDA)

1-Pondré paz en sus familias.
2.-Serán iluminadas en los divinos Misterios.
3.-Las consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4.-Les daré cuanto me pidan, con tal que no sea opuesto a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5.-Las defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de la vida.
6.-Las asistiré visiblemente: en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7.-He conseguido de mi Divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría.

ORACIÓN

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; 

en lo rudo del trabajo, ayúdame; 

si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; 
en las tentaciones y peligros, defiéndeme; 
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.


Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. 

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. 

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. 

Amén.


Fuentes consultadas

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